Es habitual que cada año a la hora de hacer la Declaración del IRPF se produzcan varios casos donde se formule está pregunta. Para responderla es necesario, primero de todo, comprender el funcionamiento del impuesto. Debemos saber por qué la Declaración de la Renta me sale a pagar o a devolver.

¿Cómo funciona la Declaración de la Renta?

En el IRPF, como en otros impuestos, generalmente a lo largo del año se van realizando pagos parciales, pequeñas aportaciones como si de una hucha se tratara, de lo que posteriormente será el impuesto total que irá a las arcas públicas. Por tanto, si esas aportaciones periódicas superan la cantidad de lo que realmente teníamos que haber pagado del impuesto en el año, la declaración saldrá devolver. En cambio, si esas aportaciones fueron insuficientes la declaración saldrá a pagar.

Esas pequeñas aportaciones periódicas son los llamados pagos a cuenta, entre los que destaca la retención. Cuando a la hora de ver nuestra nómina, venga reflejado un concepto similar a “retención IRPF” o simplemente “IRPF”, ya sabemos que ese concepto se corresponde con las pequeñas aportaciones que la norma tributaria obliga a hacer. De forma que a la hora de realizar la declaración de la renta no haya que pagar todo de golpe.

Además del propio mecanismo del impuesto, hay que tener en cuenta que en el IRPF, la norma prevé diferentes supuestos en los que no tenemos obligación de presentar la Declaración.

Ejemplo:

Es decir, que si nuestro caso se encuentra dentro de los regulados en la norma, puede que aun saliendo la Declaración a pagar no tengamos la obligación de presentar la Declaración. El ejemplo más cotidiano sería una persona que tuvo un salario bruto anual de 22.000 euros o inferior y que además, no obtuviera apenas ingresos de otro tipo de rendimientos: dividendos, intereses bancarios, venta acciones, etc. En este caso, aunque la Declaración saliese a pagar, esa persona no tendría la obligación de presentar ni abonar la diferencia.

Una vez llegado hasta aquí, es probable que bastante gente se pregunte que por qué en su caso, si tiene un salario inferior a 22.000 euros brutos anuales, la declaración le sale a pagar y está obligado a presentarla. Y precisamente en este punto llega la explicación final a la pregunta realizada en el encabezamiento.

¿Por qué la Declaración de la Renta me sale a pagar si mis ingresos son bajos?

En las cuestiones tributarias es difícil dar respuestas generales y que puedan servir para todos los casos de igual manera. Sin embargo, para esta pregunta la respuesta suele ser común.

Habitualmente tiene la misma causa. Haber tenido dos o más pagadores de rendimientos del trabajo durante el año. Tener dos o más pagadores de rendimientos del trabajo durante el año suele conllevar que el límite de 22.000 euros brutos anuales, anteriormente comentado, disminuya a 14.000 euros brutos anuales. Por tanto, se abre una franja mucho más amplia de personas que tengan la obligación de presentar la Declaración de la Renta. A estos efectos, hay que tener en cuenta que los organismos públicos. Como por ejemplo el SEPE o el INSS se consideran como un pagador más. Por tanto, si durante el año un trabajador ha cambiado de empresa, ha sido despedido o ha estado de baja, las prestaciones que se han recibido del organismo público correspondiente las abona un pagador más. Esto queda sumado al salario abonado por la empresa de trabajo, por lo que implica tener dos pagadores. Por ello, es bastante frecuente tener durante el año más de un pagador en lo que a rendimientos del trabajo se refiere.

¿Tener más de un pagador de rentas del trabajo durante el año ya implica que mi Declaración de la Renta me va a salir a pagar?

No tiene por qué pero es lo más probable. Y aquí unimos la explicación del principio sobre el mecanismo del impuesto y las retenciones junto con tener varios pagadores en el año. Cada pagador, ya sea una empresa o un organismo público, a la hora de realizar las retenciones en cada nómina solo tiene en cuenta los ingresos que el trabajador va a percibir en el año de ese pagador. Éste no sabe si el trabajador recibe ingresos por otras vías. Como sabemos, el IRPF es un impuesto progresivo. Es decir, a mayores ingresos mayor será la aportación periódica que haya que realizar. De esta manera, se produce un desajuste a causa de que la empresa no conoce si el trabajador tiene o va a tener otros ingresos de otra entidad. Por lo tanto, practica una retención inferior a lo que realmente le va a corresponder al final. Esto implicará que sus aportaciones periódicas al final de año sean insuficientes respecto al total del impuesto que se lleva el Estado. La solución óptima para corregir este asunto sería calcular el desajuste. Seguidamente, solicitar una retención mayor de la que actualmente están practicando al trabajador.

Conclusión:

Como resumen final, cuando durante el año hayas tenido más de un pagador en lo que se refiere a rendimientos del trabajo, hay que tener en cuenta que salvo que hayas pedido que tu retención en la nómina sea superior, lo más seguro es que a la hora de realizar la Declaración de la Renta, además de estar obligado a presentarla probablemente te salga a pagar. Si necesitas asesoramiento no dudes en contactar con nuestra asesoría laboral para particulares en Madrid.

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